Acabara antes de que te des cuenta de que acaba de empezar. En el lado del allá jugamos a rayuela con nostalgia del mar.
Ándabamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos...Así empieza todo..
Nadie puede ponerle un nombre a esta inmensidad ¿ Quieres un ángel? porque no buscas tras la invitación sofisticada que espera en la esquina de tu calle o en los recónditos lugares donde tus sonrisas bailan como nadie.
Saltan las horas de la rutina y de los huecos vacíos del tiempo libre. Yo cerrando los ojos intentando sentir la diferencia entre esta cama fría o el calor de tu presencia. Demasiadas cervezas del ayer que combinadas por las ojeras del cansancio hacen que las cosas sigan como siguen las cosas que no tienen mucho sentido, algo así como el olvido.
Y es que entre tú olvido y el mío hay la misma distancia de recorrido. Ladrones en búsqueda de cortocircuitos viajan por nuestro mundo interior para desconectar la esencia de lo que un día nos unió.
Nadie puede ponerle un nombre a esta inmensidad y sin embargo seguimos huyendo hacia delante.
Pero el tedio y el cansancio de no estar cansado confiesa la contrariada forma de superarnos en este adiós.
Yo, en mi cama envenenándome con las palabras de mi sentiencia, escuchando los resquicios de las migajas de ese plato favorito. Y tú, sin embargo entre mafaldas y a lo loco invernas en las tabernas buscando el calor del invierno en algunas piernas, o en la delicadas montañas de unos senos o en la apariencia de un gusto musical que anhela un polvo de festival.
Así es como caemos, irreconocibles cobardes entre el vexo y el convexo que matan las relaciones frustradas.
Quisiera que se cambiaran los papeles, por buscar una forma de entender esta trampa, esta guerra, esta noche...Para que cuando lleguen tardes de noviembre no se nuble mi corazón, no se congele mi respiración al ver a mi Noa agarrar mi mano y no soltarla, mirarte y sonreir, sentir y ser feliz...Y recordarte y querer tenerte así, y querer sentir esta misma sensación de adrenalina...
Cuantos años pasarán hasta que llegue el día en que si no eres tú sea otra persona con la que pueda sentir eso, cuantos atardeceres tendré que añorar para esperar, cuantos regalos incorrespondidos tendré que recibir hasta que pueda encontrar un amor de verdad.
Ándabamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos...Así empieza todo..
Nadie puede ponerle un nombre a esta inmensidad ¿ Quieres un ángel? porque no buscas tras la invitación sofisticada que espera en la esquina de tu calle o en los recónditos lugares donde tus sonrisas bailan como nadie.
Saltan las horas de la rutina y de los huecos vacíos del tiempo libre. Yo cerrando los ojos intentando sentir la diferencia entre esta cama fría o el calor de tu presencia. Demasiadas cervezas del ayer que combinadas por las ojeras del cansancio hacen que las cosas sigan como siguen las cosas que no tienen mucho sentido, algo así como el olvido.
Y es que entre tú olvido y el mío hay la misma distancia de recorrido. Ladrones en búsqueda de cortocircuitos viajan por nuestro mundo interior para desconectar la esencia de lo que un día nos unió.
Nadie puede ponerle un nombre a esta inmensidad y sin embargo seguimos huyendo hacia delante.
Pero el tedio y el cansancio de no estar cansado confiesa la contrariada forma de superarnos en este adiós.
Yo, en mi cama envenenándome con las palabras de mi sentiencia, escuchando los resquicios de las migajas de ese plato favorito. Y tú, sin embargo entre mafaldas y a lo loco invernas en las tabernas buscando el calor del invierno en algunas piernas, o en la delicadas montañas de unos senos o en la apariencia de un gusto musical que anhela un polvo de festival.
Así es como caemos, irreconocibles cobardes entre el vexo y el convexo que matan las relaciones frustradas.
Quisiera que se cambiaran los papeles, por buscar una forma de entender esta trampa, esta guerra, esta noche...Para que cuando lleguen tardes de noviembre no se nuble mi corazón, no se congele mi respiración al ver a mi Noa agarrar mi mano y no soltarla, mirarte y sonreir, sentir y ser feliz...Y recordarte y querer tenerte así, y querer sentir esta misma sensación de adrenalina...
Cuantos años pasarán hasta que llegue el día en que si no eres tú sea otra persona con la que pueda sentir eso, cuantos atardeceres tendré que añorar para esperar, cuantos regalos incorrespondidos tendré que recibir hasta que pueda encontrar un amor de verdad.
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