En la pedadogía de las emociones y en las insomnias de un Creedence y otros destellos de canciones ( right here, right now)...
Así, pudiéramos escribir todo aquello que quisiéramos o reprimirlo, o transformarlo en arte.
Los viajes y los sueños se mezclan como guitarras con el bajo, como el cacao con café cuando de mi infancia se trata.
Y es que todo se mezcla y más un día a las 9:00 de la mañana.
Y es que las mezclas son las transiciones por las que nuestro cuerpo pasa...
Para pasar de un pasaje a otro, para pasar de un amor a otro, para soltar la mano y agarrar otra...
Y es que como de escribir trata el mezclar.
Jugar con las palabras hasta hacerlas reventar.
Censura que divaga
e indecisa juega inocente a un sí o a un no,
a disfrutar o a sufrir.
Que las cosas que hoy censuramos
sean mezcladas por las batallas deseadas.
Que lo que hoy censuramos
sea mezclado mañana de manera sutil,
tan sutil como si de un hilo rojo se tratase,
rozando la yema de nuestros dedos,
casi...casi sintiendo esa delicada linea que lo alcanza todo.
Ese punto de grito que habla a silencios,
pidiendo moverse en una noche de rock.
Por tanto no nos quedemos nunca con la censura de los isis,
que lo mezclemos todo,
que nos ensuciemos de los errores,
del bien y del mal sin premeditar
sino de aquel que sale del mezclar, del sentir.
Que el orgásmico futuro nos empape de sabiduría ancestral
hasta envenenarnos en la noche eterna,
en la provocación inocente de la magia y la ilusión.
Donde crear es pura transformación,
donde mezclar es censura moldeada,
operación ilógica que solo entiende la emoción
y tú ¿ Te atreves a mezclar?
Así, pudiéramos escribir todo aquello que quisiéramos o reprimirlo, o transformarlo en arte.
Los viajes y los sueños se mezclan como guitarras con el bajo, como el cacao con café cuando de mi infancia se trata.
Y es que todo se mezcla y más un día a las 9:00 de la mañana.
Y es que las mezclas son las transiciones por las que nuestro cuerpo pasa...
Para pasar de un pasaje a otro, para pasar de un amor a otro, para soltar la mano y agarrar otra...
Y es que como de escribir trata el mezclar.
Jugar con las palabras hasta hacerlas reventar.
Censura que divaga
e indecisa juega inocente a un sí o a un no,
a disfrutar o a sufrir.
Que las cosas que hoy censuramos
sean mezcladas por las batallas deseadas.
Que lo que hoy censuramos
sea mezclado mañana de manera sutil,
tan sutil como si de un hilo rojo se tratase,
rozando la yema de nuestros dedos,
casi...casi sintiendo esa delicada linea que lo alcanza todo.
Ese punto de grito que habla a silencios,
pidiendo moverse en una noche de rock.
Por tanto no nos quedemos nunca con la censura de los isis,
que lo mezclemos todo,
que nos ensuciemos de los errores,
del bien y del mal sin premeditar
sino de aquel que sale del mezclar, del sentir.
Que el orgásmico futuro nos empape de sabiduría ancestral
hasta envenenarnos en la noche eterna,
en la provocación inocente de la magia y la ilusión.
Donde crear es pura transformación,
donde mezclar es censura moldeada,
operación ilógica que solo entiende la emoción
y tú ¿ Te atreves a mezclar?
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