lunes, 24 de marzo de 2014

Detras de cada dolor hay una historia

Que sabias palabras las que aprendes cada vez que viajo a Barcelona. Y hoy sin más, me entero que mi abuelo fue destino a Barcelona durante la guerra y que nunca lo dijo pero era del Barsa pero por no enfadar a sus hijos cuando jugaba con el Madrid lo mantenía como el más oculto de los secretos. No solo añoro el hecho de que no esten conmigo, si no que con que esta edad ahora con un poco más de madurez o eso creo...podría tener conversaciones de verdad, conversaciones de una tarde entera, de poder llegar a su corazón y que el pudiera llegar...Conversaciones como las que tienes con personas que conoces en un día, que son amigos, profesores...Conversaciones que te enseñan muchas cosas de la vida, de las que aprendes, de las que te emocionan y de las que perduran para siempre.
La pena es que sea de esas personas y no pueda ser de más, no pueda saber más de lo que ya sabía de ellos.
Detrás de cada historia hay un dolor, detrás de cada dolor hay una historia...A lo mejor es por eso por lo que no se más, porque solo sé la parte bonita del cuento de hadas y perdices que siempre nos contaron, pero aun así; no me quedo satisfecha con el resultado y ojala, ojala supiera toda la historia. No me importa, indago todos los días o al menos eso intento sobre el dolor de los demás. No me importaría saber el de la gente a la que admiro.
Hoy un lunes cualquiera escribiendo, un lunes cualquiera, de recuerdos, de reencuentros, de cruces sin miradas...¿ Escupitajos de asco? o ¿ Estrellas que marcan un tweet favorito un 19 de agosto? Sobre que debería fijarme, o sobre que atenerme. 
Pese a lo que pase, aqui sigo cruzando nuevas miradas, pasando nuevos pasos de cebra que me invitan si quiero a repetir una historia similar o bien a tomar otros caminos, otras direcciones con nuevas ilusiones quizás mucho mejor de lo que antes habia pintado.
Al fin y al cabo, como alguien dijo alguna vez...Pequeñas pincelados sobre el pincel de Noa que traza sobre su inacabado lienzo y espera impaciente la llegada de un martes, de un martes cualquiera.

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