martes, 22 de abril de 2014

Escamas en la piel

Escamas...Primero por el cuello, luego por los brazos, por la cintura hasta recorrer tus piernas y casi sin darte cuenta empiezas a querer mudar tu piel. Quieres que ese trozo de piel muerta se caiga cuanto antes y ver el resultado de una nueva piel.
Pero estos son simples metáforas con las que juego en mi vida para como la escama misma mudar la parte muerta que no quiero ver en mi. Esa parte infantil, irresponsable, impaciente, frustrante, desesperante que me hace ser mi trabajo, mi rutina, mi familia, mis amigos, mis compañeros...Y solo ver esa piel que cambia cuando esta viajando, cuando huye de la rutina. Cuando descubre mundo, cuando se descubre así misma su verdadera esencia que tenía abandonada.
A muchos les gusta la rutina y la estabilidad que el día a día les aporta, les hace volver a la realidad. A mi hasta hace poco me estaba gustando esa parte en la que estaba empezando a ser persona, pero cuando uno vuelve al sitio donde nacio se encuentra con aquello que hace tiempo habia abandonado. Y es que por mucho que me cueste convencerme a mi misma, lo que siempre me gusto fue la aventura, lo arriesgado, lo desconocido...Esa pasión por vivir, por conocer cada dia algo nuevo.
Como bien cabe mentar a un gran escritor Enrique Vila que dice que la curiosidad significa vida refieriéndose al viajar y a lo que cambia en nosotros mismos. Quizás para uno empieza desde que se sube un avión hasta que llega a su casa de vuelta de un viaje, para mi es así. Termina cuando mi rutina vuelva a comenzar al día siguiente.
Y si que me doy cuenta de que hay muchas más cosas que cambian cuando viajamos que cuando estamos asentados en la rutina, porque si esta claro que la realidad también nos devuelve cambios pero son tan lentos y a veces tan poco intensos que apenas se recuerdan con gran emoción como un viaje.
Alemania con sus penetrantes olores e historias por aprender, Austria por sus impactantes vistas y su tranquilizadora música...No solo es un viaje es lo que siento que soy cada vez que viajo.
Solo puedo decir que estoy en un profundo estado del sindrome de stendhal....Tener cuidado no vaya a ser que la belleza de mis palabras os haga enveneraros también. 

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