lunes, 8 de diciembre de 2014

Lapislázuli

Aun recuerdo el minuto, la hora y el momento exacto en  el que esto termino.  Ya no puedo crear otro idioma contigo sin desgastarme la lengua, ya no puedo hacerte el amor sin quemarme, ya no podemos ver el Himalaya sin sentir vértigo, ya no podemos sentir ilusión sin habernos destruido. 

Es cuestión de intensidad, es mejor querer mucho que a querer poco y un rato. Pero cada vez no puede ser la única vez.  Y aunque seas la más dulce de mis debilidades, los libros de historia ya están guardados en my tears, algunos lo ven y se acuerdan de mi expresión. 

Se escucha de fondo decir let it die, let it die....

Estoy hecha de polvo...estoy hecha de lapislázuli. 

 Una piedra semipreciosa que se define como una roca compuesta de color azul profundo y reflejos dorados. Que ha recorrido  mucho mundo y colecciona palabras como cielo, paraiso, azul...

Hasta después de la muerte su alma seguía perenne en el antiguo Egipto, consumida en el poder y en la eternidad es neutralizada en polvo para curar todo tipo de enfermedades....

Hay quienes la utilizaban para endulzar sus ojos y a los más sabios gigantes les otorgaba una tranquilidad mental, algo así como el silencio. 

Algunos la confundían cuando se ocultaba en el ultramar y  hasta el mismísimo Leonardo Da vinci osaba a pintar hipnotizado por su belleza. 

Se burlaba de Narciso y jugaba con el Yang a alcanzar el elixir. En definitiva estoy hecha de polvo...Polvo que no cenizas...Polvo que se arrastra, polvo que se deja llevar, polvo que mancha,  que perdura, partículas que dejan una capa de su sustancia allá donde van. 

¿ A donde iremos esta vez? 











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