El secreto del secreto esta en no tener secretos, para tí no tengo secretos.
Instantáneas que capturan este atardecer, tarde fugaz en mi balcón y siempre con la sensación como si fuera mi última vez.
Acordándome de mi primer atardecer contigo, ternura y dulzura era lo que inspiraban aquel momento.
Abrazos y besos hasta no consumir las horas, lo bonito del principio y lo efímero del recuerdo.
Es fácil querer repetir esa experiencia una y otra vez. Es tal la sorpresa con la que te disparan tales recuerdos que es imposible que se pierdan en la memoria, ni un alzheimer podría olvidar tal fenómeno que deja un sabor delicioso.
Destellos de estrellas que comenzaron a contar de cero, donde la inocencia jugaba a esconderse una vez más. Darnos de la mano, una sonrisa, un tierno beso...Algo inevitable de esquivar...Algo atento, humilde, conquistador e irresistible de degustar.
Inumerables las veces que miraré un atardecer y me recuerde a tí, y solo sea a lo bueno. Hoy hablaba con alguién y recordábamos cuando te dan una cosa buena y mil malas. Da igual las malas que se presenten, porque a veces lo bueno es tan tan bueno que hace desaparecer lo malo en el mismo tiempo que se va yendo este domingo.
Y sin más, no sabes como abordar estas situaciones, estos sentimientos. Alla donde vayas, siempre será mi último atardecer contigo, las últimas risas mientras te veía bailar, el último baile, la última conversación....Esa oportunidad de recordarlo y creer que se pueda repetir, aunque solo sea por un ratito; aunque solo sea el ratito que dura esta sensación. El ratito que dura este domingo.
Nostalgia que se atraganta como lo hace un chupito de vozka, que te quema el esófago y te alimenta el estómago, que te roba los pensamientos y hace de tí una repetitiva y constante espiral que espera que las palabras fluyan y cambian por si solas y que algún ratito hable de otra cosa que no sea amor...
Aprovecha ahora que tienes la libertad de elegir antes que lo haga el vino por tí, antes que la impulsividad se mueva sin tu conciencia, antes que tus ojos me hipnoticen.
Me encantaría tanto que fueras de otra manera, más sencilla, más humilde. Que quisieras querer y no te importará nada más, que no te gustará tanto las juergas y las mujeres, que no te gustará tanto buscar aquello que no tienes. Me gustaría tanto que dejarás de jugar a lo que no eres, y que fueras ese cobarde valiente que a veces eres.
Estos son sueños, no esta mal...viajar, soñar de vez en cuando a verte, a hablarte, a tenerte en mis palabras...Aunque solo sea por un rato....ese es mi secreto...El secreto del secreto...
Esta en no tener secretos.
Instantáneas que capturan este atardecer, tarde fugaz en mi balcón y siempre con la sensación como si fuera mi última vez.
Acordándome de mi primer atardecer contigo, ternura y dulzura era lo que inspiraban aquel momento.
Abrazos y besos hasta no consumir las horas, lo bonito del principio y lo efímero del recuerdo.
Es fácil querer repetir esa experiencia una y otra vez. Es tal la sorpresa con la que te disparan tales recuerdos que es imposible que se pierdan en la memoria, ni un alzheimer podría olvidar tal fenómeno que deja un sabor delicioso.
Destellos de estrellas que comenzaron a contar de cero, donde la inocencia jugaba a esconderse una vez más. Darnos de la mano, una sonrisa, un tierno beso...Algo inevitable de esquivar...Algo atento, humilde, conquistador e irresistible de degustar.
Inumerables las veces que miraré un atardecer y me recuerde a tí, y solo sea a lo bueno. Hoy hablaba con alguién y recordábamos cuando te dan una cosa buena y mil malas. Da igual las malas que se presenten, porque a veces lo bueno es tan tan bueno que hace desaparecer lo malo en el mismo tiempo que se va yendo este domingo.
Y sin más, no sabes como abordar estas situaciones, estos sentimientos. Alla donde vayas, siempre será mi último atardecer contigo, las últimas risas mientras te veía bailar, el último baile, la última conversación....Esa oportunidad de recordarlo y creer que se pueda repetir, aunque solo sea por un ratito; aunque solo sea el ratito que dura esta sensación. El ratito que dura este domingo.
Nostalgia que se atraganta como lo hace un chupito de vozka, que te quema el esófago y te alimenta el estómago, que te roba los pensamientos y hace de tí una repetitiva y constante espiral que espera que las palabras fluyan y cambian por si solas y que algún ratito hable de otra cosa que no sea amor...
Aprovecha ahora que tienes la libertad de elegir antes que lo haga el vino por tí, antes que la impulsividad se mueva sin tu conciencia, antes que tus ojos me hipnoticen.
Me encantaría tanto que fueras de otra manera, más sencilla, más humilde. Que quisieras querer y no te importará nada más, que no te gustará tanto las juergas y las mujeres, que no te gustará tanto buscar aquello que no tienes. Me gustaría tanto que dejarás de jugar a lo que no eres, y que fueras ese cobarde valiente que a veces eres.
Estos son sueños, no esta mal...viajar, soñar de vez en cuando a verte, a hablarte, a tenerte en mis palabras...Aunque solo sea por un rato....ese es mi secreto...El secreto del secreto...
Esta en no tener secretos.
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