Hagamos cuenta de las fabulas improbables. Cosas imposibles, pequenas probabilidades que suceden o nunca llegan a ser.
Lo improbable como algo inverosímil que duele menos y deja un resquicio a la esperanza de que
algo no ha acabado aun.
Lo que es casi
seguro que no pase y pasa en cualquier momento.
La mílesima casualidad de encontrarte en un
sitio de espaldas, (y no de frente); y que esa mínima casualidad sea para ver
aquello que creías imposible; se acaba convirtiendo en lo
improbable, que a quien crees querer va
cogido de la mano de otra...Y una mano, un simple roce de tu cuerpo con otro tiene muchas historias improbables, pero la certeza de que esto me duela no es una historia sino un hecho real.
La improbabilidad de verlo o no con tus propios ojos, la
improbabilidad de tomar una decisión o no. Y la imposibilidad de creer que lo
que estas viendo es improbable.
Esa pequeña casualidad que al verla cambia todo, cambia lo
imposible por lo improbable.
Y esto es una continua fabula de echar de menos, un pacto de valientes, una cuenta que espera ser saldada. Aguantar con la insoportable levedad de mi ser, escribir los mejores párrafos de mi vida y saber que cuando ame, lo hice de verdad y que cuando olvide lo hare porque sufrí mucho tiempo.
Detrás de este dolor se esconde un suave aroma a café, una tarde soleada, una compania dulce, el refugio de un viaje y la garantía de algo nuevo.
Aun a sabiendas de que puede que tengamos miedo a que nos pase lo mismo otra vez, mientras exista la probabilidad de que algo nuevo pase nada nos sera imposible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario